Becquer

Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón; habló el orgullo y se enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró.Yo voy por un camino; ella, por otro; pero, al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día? Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?

jueves, 12 de marzo de 2009

No sigas a un amor que te hizo sufrir, un amor que un día se olvidó de ti. Y lo peor, un amor que un día se fue de ti. No confíes en alguien que te dijo: te lo juro, que lloró, y luego te reemplazó sin dolor.
Recuerda:
Quien se va sin ser echado, vuelve sin ser llamado.

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