Becquer

Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón; habló el orgullo y se enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró.Yo voy por un camino; ella, por otro; pero, al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día? Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?

lunes, 23 de marzo de 2009

Se cansó de que sus pasos no tengan destino, de que sus lágrimas solo formen grietas en su rostro y que aun así nadie pueda darse cuenta de ellas; se cansó de querer ser fuerte cuando en realidad ya no puede ni siquiera con el peso del alma, mucho menos con su mente ni respiración.

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