Becquer

Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón; habló el orgullo y se enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró.Yo voy por un camino; ella, por otro; pero, al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día? Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?

jueves, 6 de agosto de 2009

Incomprensión

Desde que aprendí a valorar los silencios aprendí a respetar las ausencias, a entender que en ocasiones quien no dice nada enseña mas que el que habla escupiendo la sentencia de lo absoluto, que la esclavitud de la palabra solo puede liberarse antes de ser liberada, que la sabiduría se acerca mas al que quiere aprender que al que cree saber, al que sabe escuchar que al que simplemente escucha, que solo puede juzgar aquel que ha sido juzgado, que el perdón sincero solo lo da el perdonado, el que sufrió en carne propia el dolor de equivocarse, el que sintió el consuelo del compañero ya errado, porque las decisiones solo son una consecuencia de las circunstancias, que la verdad de algunos es la mentira de otros, que vivir es respetar, que respetar es dejar vivir, y que el peor de los males es prisionero de la incomprensión, desde que aprendí a valorar los silencios abrazo a los silenciados.

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