Becquer

Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón; habló el orgullo y se enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró.Yo voy por un camino; ella, por otro; pero, al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día? Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?

viernes, 30 de abril de 2010

Imposible ganar sin saber perder
Imposible andar sin saber caer
Imposible acertar sin saber errar
Imposible vivir sin saber vivir.

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