Becquer

Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón; habló el orgullo y se enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró.Yo voy por un camino; ella, por otro; pero, al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día? Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?

sábado, 29 de mayo de 2010

Eso le enseñaron, es lo que sabe hacer, es lo que, queramos o no, me gustó de él. Su obstinación, su terquedad todo lo que para la gente son tremendos defectos son para mí las más maravillosas virtudes porque nunca pude ser como él, aunque estaba empezando a parecerme.

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