Becquer

Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón; habló el orgullo y se enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró.Yo voy por un camino; ella, por otro; pero, al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día? Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?

domingo, 6 de junio de 2010


Fué un enojo brutal. De esos que abren surcos de sangre en el corazón. Hasta el amor que se tienen pareció morir en esa lucha de palabras y de ofensas. Era un juego tremendo: quien hería mas. Quien pronunciaba las palabras mas duras, mas crueles. Y después, un silencio total, uno de esos silencios que permiten medir, pasar la destrucción. Todo estaba perdido. Un desierto rodea la vida de esos dos seres que hasta un día antes se amaban y estaban dispuestos a darse la mano y recorrer todos los caminos de la vida. Un montón de palabras hostiles y odiosas han quebrado los sueños, el futuro. Ahora lloras y él tal vez sufre hacia adentro, como sufren los hombres que no quieren demostrar su dolor. Tal vez tú des el primer paso y le digas que te perdone, o él se acerque y te mire con su mirada repentinamente triste y humeda y ... Si, el amor hallará el camino que los acerque y los vuelva a unir en un estrecho abrazo. Pero siempre quedará entre los dos ese puñado de palabras hirientes. Nunca serán olvidadas totalmente, porque debes saber que no es cierto que a las palabras se las lleva el viento, algo de ellas queda prendida a la herida..

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