Becquer

Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón; habló el orgullo y se enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró.Yo voy por un camino; ella, por otro; pero, al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día? Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?

domingo, 26 de septiembre de 2010

—¿Mientes mucho?
—Depende. ¿Qué es para tí mucho?
—Lo suficiente para que te llamen mentirosa.

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