Becquer

Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón; habló el orgullo y se enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró.Yo voy por un camino; ella, por otro; pero, al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día? Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?

domingo, 12 de julio de 2009

¡Cuánto silencio!


Los murmullos murieron

los suspiros cesaron de seguirme...


Los momentos vacios,

las ideas confusas;

y hasta el miedo a morir

también se ha ido.


¡Cuánto silencio!


no pensé que esto fuera

... estar sin vida.-

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