Becquer

Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón; habló el orgullo y se enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró.Yo voy por un camino; ella, por otro; pero, al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día? Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?

sábado, 29 de agosto de 2009

"No son los muertos
los que en dulce calma
la paz disfrutan
de la tumba fría;
muertos son los que tienen
muerta el alma y
aún viven todavía"

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