Becquer

Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón; habló el orgullo y se enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró.Yo voy por un camino; ella, por otro; pero, al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día? Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?

lunes, 17 de enero de 2011

Puedo hablar contigo durante horas y contarte todo lo que se me pase por la cabeza. Puedo decirte la más soberana tontería y la más seria de las proposiciones. Puedo sentarme a tu lado, agarrarte fuerte la mano y prometerte que no te la voy a soltar. Puedo hacerlo, sólo pídemelo.

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