Becquer

Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón; habló el orgullo y se enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró.Yo voy por un camino; ella, por otro; pero, al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día? Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?

miércoles, 22 de abril de 2009

Hay días en los que uno se encuentra perdido, como si estuviera en un laberinto. Por mucho que lo intentas, das vueltas y vueltas sin encontrar la salida.
Algunos caminos están llenos de rosas, les da el sol y parece que te conducirán directamente al final, pero al girar una esquina aparecen las espinas...espinas afiladas que se te van clavando mientras avanzas, espinas que duelen hacia dentro, y que te obligan a pararte o a dar media vuelta.

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