Becquer
Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón; habló el orgullo y se enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró.Yo voy por un camino; ella, por otro; pero, al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día? Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?
domingo, 20 de junio de 2010
Cuando me aíslo, me alejo y me desdoblo. Sólo así puedo entender que quizá no es tan importante, no es tan trágico o que tal cuestión no merece mi muerte. Sólo cuando me veo desde afuera, y en general cuando logro un desdoblamiento, ya es demasiado tarde para tomar decisiones. Con seguridad ya las tomé y sin duda erróneamente. Cuando no soy consciente de mi condición, el mundo se deshace por un llamado que no llegó o porque se canceló una ida al cine.